Lo exotérico y lo esotérico

jueves, 23 de octubre de 2014


Al tratar de comprender los símbolos, se hace indispensable tener una idea clara de dos aspectos opuestos y complementarios que todo símbolo posee: lo exotérico y lo esotérico. 

Lo exotérico es lo externo, la forma visible que una energía determinada toma para manifestarse al mundo de los sentidos, y que varía según el tiempo, el espacio y el nivel de la realidad en que se expresa.

Lo esotérico significa lo interno, lo oculto e inmanifestado, la parte secreta del símbolo que no es otra cosa que una energía, idea o fuerza, que todo signo sagrado contiene, y que en nuestros trabajos es lo que verdaderamente interesa aprehender, conocer y experimentar. 

Las ciencias ordinarias estudian al símbolo únicamente desde el punto de vista exterior, y por lo tanto sólo pueden percibir las diferencias aparentes entre las distintas tradiciones y las
diversas ciencias, no pudiendo establecer verdaderas relaciones entre ellas, como las que nuestra Ciencia Esotérica podrá darnos, pues ella conoce la identidad profunda de las energías a las que se refiere, que trascienden su apariencia formal y nos conectan con esa realidad metafísica que sólo a través de lo esotérico podremos percibir.

Lo esotérico es por lo tanto unificador y esclarecedor y sólo lograremos comprenderlo cuando estemos dispuestos a traspasar y penetrar las simples apariencias de las cosas y los símbolos, permitiendo que éstos nos revelen esas energías ocultas que ellos poseen, y que son capaces de despertar las fuerzas invisibles que todos tenemos en nuestra propia interioridad. De este modo podemos penetrar a otros espacios de nuestro ser; otras aulas y ámbitos unidos extrañamente a la memoria, que serán los pasos previos al ingreso a nuestra Iglesia Secreta, simultánea; y por lo tanto completamente atemporal.

Cábala

Daremos una última correspondencia. La que relaciona a las sefiroth del Arbol con las distintas partes del cuerpo humano. Ya que para la Cábala el cosmos es un hombre gigantesco llamado Adam Kadmon, y el ser humano una miniatura de él:

– Kether, Hokhmah y Binah constituyen su cabeza, estando estas dos últimas sefiroth vinculadas al ojo derecho y al izquierdo, respectivamente, aunque asimismo corresponden a cada uno de los hemisferios cerebrales.

– A Hesed se le asigna el brazo derecho, y el izquierdo a Gueburah, mientras que el corazón, o centro del Arbol, debe atribuirse a Tifereth.

– A Netsah la pierna y la cadera derecha, y a Hod las análogas del lado izquierdo, siendo Yesod la que se asimila a los genitales, quedando finalmente Malkhuth en relación con los pies.
Hemos de recordar sin embargo que de acuerdo a las leyes de la analogía y la naturaleza de los símbolos, lo que es derecho desde un punto de vista puede ser izquierdo desde otro. Por lo tanto, puede también verse al Arbol de manera invertida a como se indicó, correspondiendo en ese caso a la columna del amor lo izquierdo y a la del rigor lo derecho.

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