ISIS SIN VELO T. II - CAPÍTULO VI
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Las sagradas escrituras contienen las crónicas de esta
nuestra ciudad de Sais durante un período de 8.000 años.
PLATÓN: *Timeo.*
Aseguran los egipc...
Numerologia- Tarot
jueves, 23 de octubre de 2014
Numerología
Como los diez primeros números están relacionados con los diez Arcanos Menores del Tarot y con todas aquellas láminas que los contengan (en los Arcanos Mayores superiores a diez se suman los enteros; ej.: 11 = 1 + 1 = 2), ofrecemos a continuación los conceptos fundamentales de la serie de los números naturales:
El 1 es aparentemente el más pequeño de todos los números, pero sin embargo es el más grande, pues toda la serie numérica está en él contenida de modo potencial. De esta manera, el número 10.000, por ejemplo, pareciendo 10.000 veces mayor que la unidad, es sin embargo la fragmentación de ésta en 10.000 partes.
El 1 es pues, el mayor de los números y al mismo tiempo el más
pequeño de todos. Es el símbolo de la Unidad metafísica –es decir, de la Deidad– que está en todo, como la unidad aritmética en la totalidad de los números. Relacionado con el punto geométrico, el 1 aritmético es también el origen y el destino de todos, pues de él vienen y a él vuelven, ya que los números indefinidos, a pesar de su ilusoria multiplicación, siempre retornan al 1 al terminar su ciclo (10 = 1 + 0 = 1).
La unidad se ve reflejada a sí misma en el binario; y a partir de esta primera polarización, todo lo que se expresa en el orden sensible es sexuado en sus principios: macho y hembra, vida y muerte, luz y tinieblas, cielo y tierra, espíritu y materia. El punto se polariza, dando lugar a la línea recta. Pero para que dos cosas se opongan, tiene que haber algo de común en ambas, que es aquello que une los contrarios y los complementa. El macho y la hembra se unen en el hijo; el cielo y la tierra en el hombre; el espíritu y la
materia en el alma intermediaria, etc.
Es a partir de un punto de referencia central, que es posible tener idea de lo alto y de lo bajo, de lo derecho y lo izquierdo, de lo de adelante y atrás. En los 3 primeros números se sintetizan todos los demás, y ellos representan los Principios de los que emana toda la existencia.
El número 3 se simboliza geométricamente con el triángulo equilátero, al que se considera la primera forma plana bidimensional, a la vez que la estructura primaria arquetípica.
Y si esos 3 primeros números se consideran inmanifestados, la primera manifestación se halla en el 4, que nace como un punto central en el interior del triángulo, dando lugar a la primera figura tridimensional: el tetraedro regular, formado de 4 caras triangulares, al que se ve como el primer sólido. El 4 es la unidad que se manifiesta en la creación, según la famosa ley de la Tetraktys pitagórica, 4 = 1 + 2 + 3 + 4 = 10 = 1 + 0 = 1. Este número regula
todas las leyes creacionales, signando, como hemos visto, las 4 direcciones del espacio y las 4 estaciones del tiempo, y también los 4 elementos y los 4 mundos, con las innumerables posibilidades de relaciones y desarrollos que esto nos puede permitir.
En su faz estática, el 4 se simboliza geométricamente con el cuadrado, y en su aspecto dinámico con la cruz.
Sin embargo estas figuras geométricas no podrían existir, si no fuera por su punto central, o quintaesencia, que es lo que las origina y donde todas sus energías se concentran.
El 5 hace que todo retorne nuevamente a su origen, como después de 4 estaciones la quinta vuelve a ser la primera. Si la vida de un hombre tiene cuatro fases (infancia, juventud, madurez y vejez), el quinto punto es donde se unen el nacimiento y la muerte: el Ser de ese hombre. El aquí y el ahora donde tiempo y espacio se funden en la unidad perfecta del eterno presente.
También se dice que el 5 es el número del microcosmos, por sus múltiples relaciones con el ser humano, que percibe la realidad con 5 sentidos, posee 5 dedos en cada una de sus extremidades, y cuya imagen suele inscribirse en una estrella de 5 puntas.
El número 6 repite el proceso de la unidad reflejándose en el binario, pero aquí es el número 3, o triángulo, el que se espeja a sí mismo, creando al senario, lo cual puede representarse geométricamente con la conocida Estrella de David o Sello Salomónico, donde el macrocosmos y el microcosmos, o en otra lectura, el espíritu y la materia, se encuentran inseparablemente unidos, gracias a su origen central que los reúne.
Desde otro punto de vista, el 6 nace del cuadrado, que llevado a la tridimensionalidad se convierte en un cubo, en el que podemos observar tres caras visibles o manifestadas, quedando siempre las otras tres invisibles, representando la inmanifestación.
Esta oposición 3 a 3, a diferencia de la cruz plana, donde se oponen las energías 2 a 2, es la que produce la cruz tridimensional o volumétrica, donde el zenit y el nadir vienen a agregarse a la
figura.
Pero como ocurre con los números pares vistos anteriormente (el 2 y el 4), también el número 6 cobra todo su sentido cuando le es agregada la unidad.
El 7 es el punto central de la Estrella, el cubo y la cruz; su origen y su síntesis.
Este número es igualmente la expresión de la unidad en otro plano, pues 7 = 1+ 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + 7 = 28 = 2 + 8 = 10 = 1 + 0 = 1.
Son 7 los días de la Creación y los de la semana, relacionados a su vez con los 7 planetas y metales; 7 los Chakras de la tradición hindú; 7 los ángeles y arcángeles principales y las sefiroth de "construcción cósmica"; también las notas musicales; y en algunas tradiciones son 7 los grados de la Iniciación.
Este número está en íntima relación con el simbolismo de la escala, y también con la idea de jerarquía a la que nos referiremos más en detalle.
Del 8 se dice que es un número de "pasaje", pues simboliza el cambio de estado, y también la muerte iniciática (en Astrología, la casa 8ª es la de la muerte). El octógono, la doble cruz, y el doble cuadrado, son sus figuras geométricas correspondientes, y las encontramos en las pilas bautismales (que separan el mundo profano del sagrado), en las cúpulas (a través de cuyo centro
se "pasa" de lo humano a lo sobrehumano, de lo cósmico a lo supracósmico), en la Rosa de los Vientos (ahora son 8 las direcciones del espacio) y en el timón de los barcos.
El 9 es el número de la circunferencia, la que consta tradicionalmente de 360 grados (3 + 6 + 0 = 9), pudiendo dividírsela en dos semicircunferencias de 180 (1 + 8 + 0 = 9), 4 ángulos rectos de 90 (9 + 0 = 9), 8 semirectos de 45 (4 + 5 =9), etc.
Como ella, este número tiene la particularidad de retornar siempre a sí mismo, pues todos sus múltiplos son reductibles a 9. (Ejemplo: 4.831 x 9 = 43.479 = 4 + 3 + 4 + 7 + 9 = 27 = 2 + 7 = 9, y así cualquier múltiplo hasta el infinito).
Pero como los indefinidos puntos de la circunferencia, que no pueden existir sino a partir de un punto central, del que son su reflejo aparente, todos los números naturales deben retornar a la unidad al finalizar su ciclo con el 10, que es verdaderamente el signo numérico de la rueda, pues al 9 de la circunferencia, le ha sido añadida la unidad central.
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